Casi todos podemos soportar la adversidad, pero si se quiere probar el carácter de un hombre, denle poder”. Abraham Lincoln
Mientras los pocos países socialistas que aun quedaban en el mundo salieron apresuradamente de ese nefasto modelo, salvo las tiranías desahuciadas de Corea del Norte, Cuba y Venezuela, este Gobierno pretende encaminar a México por ese rumbo, lo cual nos retrasaría históricamente un siglo.
En un interesante reporte de McKinsey & Company de noviembre de 2018, titulado En Busca de la Prosperidad, se informa que los países que han crecido en forma constante en los últimos 50 años por encima del 3.5% anual son “los tigres asiáticos” como China, Hong Kong, Indonesia, Malasia, Singapur, Corea del sur y Tailandia.
Y aquellos con un crecimiento superior al 5% anual durante los últimos 20 años son nada menos que algunos que se desprendieron de la Unión Soviética como Azerbaiyán, Bielorrusia, Kazajistán, Turkmenistán y Uzbekistán, además de Camboya, Etiopía, India, Laos, Birmania y Vietnam.
Todos ellos se caracterizan por contar con gobiernos fuertes, estado de derecho, seguridad pública y alta inversión en infraestructura, salud, educación y tecnología.
Por ello es una verdadera locura la estrategia de López Obrador, a quien el ala radical y comunista de Morena lo tiene totalmente dominado, o este ya se siente al nivel de Nerón y Calígula y en su delirio de grandeza está provocando la destrucción de México.
Tan solo en los últimos días hemos visto con la poca capacidad de asombro que aún nos queda, los intentos de tomar las Afores, el control de importantes organismos como la Cofece, el IFT y la CRE, así como la absurda y burda autoflagelación culpando a diversas personas e instituciones por supuestamente tratar de restarle poder al “Mesías tropical”.
Y en esto último no se equivoca, pues aparte de los ahí mencionados existen millones de mexicanos que no lo quieren y que solo esperan el 6 de junio próximo para quitarle el control del Congreso federal.
López cree que sus contrapesos son los mencionados en la mañanera, como el BOA, pero poco podemos esperar, por ejemplo, de los organismos del sector privado que fueron las primeras víctimas de su “guerra relámpago” y que ahora pretenden dominar los poderes fácticos.
La única forma en que los empresarios puedan frenar al gobierno federal en su loca carrera autodestructiva es declarándole una huelga nacional de impuestos, lo que obligaría a López a negociar, o rompería lanzas para ver de qué cuero salen más correas.
Como lo anterior es muy improbable dada la laxitud del empresariado mexicano, los verdaderos contrapesos de este Gobierno vienen a ser: la cruda realidad, el Ejército mexicano y los Estados Unidos.
En el primer tema, el Gobierno federal contempla siniestra y pasivamente la grave crisis sanitaria, económica y social, que como tsunami se avecina sin dedicar recurso alguno a tratar de contenerla, ni acepta ayuda externa, y menos que los gobiernos estatales se endeuden con ese fin, porque ya fueron amenazados por la senadora morenista Ana Lilia Rivera que de hacerlo “les levantarán al pueblo en su contra”, método recientemente probado en Jalisco.
Así que los efectos de la crisis mencionada harán que muy probablemente la sociedad civil se organice y actúe con el fin de terminar lo más pronto posible con la grave pesadilla que estamos sufriendo.
Con respecto al Ejército que, nos imaginamos, está bajo una fuerte presión y tratando de evitar ser sobornado por el presidente con las obras que le han dado a construir, pronto tendrá que lidiar con una importante alza en la inseguridad por efecto de la crisis económica que se agravará con el paso de los días.
Además, nuestro glorioso ejército tendrá que decidir si contemplando el grave sufrimiento de la población, la reprimirá por las naturales protestas que pronto surgirán, o le pedirá al presidente que cambie de rumbo, o le pida su renuncia.
Y con respecto a los Estados Unidos, no podemos imaginarnos cómo el tío Sam pueda permitir tener tres mil kilómetros de frontera con un país comunista y empobrecido que lo inunde de migrantes ilegales.
Hay que recordar que muchos de nuestros principales sucesos históricos están ligados con el vecino del norte, y que este ha tenido que ver con ellos. Hasta al PNR-PRM-PRI lo inventaron los gringos.
En resumen, el de López es ya un gobierno fallido, y solo falta conocer cuándo se va y las fatales consecuencias y costos que todos pagaremos por sus graves errores.
Y vaya estragos que hace la soberbia en la naturaleza humana como lo hemos podido comprobar en López Obrador, quien habiendo llegado a la presidencia con un inmenso bono democrático y teniendo la oportunidad de trabajar unido con la sociedad para abatir la pobreza y la desigualdad, vino a empeorar las cosas.
Por ello decimos que teniendo las puertas de la gloria abiertas de par en par, se empeñó en cerrarlas y en abrir las del infierno.