La fábrica de pobres

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· Política | 21 mayo 2020
Por Equipo Editorial

Justo cuando las cifras de contagios y muertes por Covid-19 arrecian en México, el presidente nos distrae una vez más con “La Nueva Política Económica en los Tiempos del Coronavirus”.

Es un panfleto de 30 páginas donde habla de un “nuevo modelo de país” que dice estar sustentado en cinco principios: democracia, justicia, honestidad, austeridad y bienestar, justamente lo que se empeña en destruir.

Sin querer profundizar en este texto distribuido el 17 de mayo pasado, les compartimos algunas frases que activarán de inmediato su detector interno de mentiras.

Van estas perlas de la demagogia:

“Hemos gobernado respetando la soberanía del Legislativo y del Judicial”. ¿Y qué hay de la línea que reiteradamente “tira” el jefe del Ejecutivo federal a diputados y senadores de Morena?, ¿o de sus amigos propuestos para candidatos y candidatas a la Suprema Corte?

“Más allá de la observancia del estado de derecho y de las disposiciones constitucionales…” pregunten si esto es cierto a los inversionistas de energías renovables, sobre los cuales pasó la aplanadora presidencial, violando justamente leyes y reglamentos mexicanos e internacionales.

“Todos tenemos que ceñirnos a la legalidad y a reglas claras”. Igualito a lo que vimos en la consulta amañada y con raquítica votación que decidió la cancelación de la inversión en la planta de cerveza de Constellation Brands.

“En ambos periodos, el porfirista y el neoliberal (se refiere a gobiernos en los últimos 37 años), arraigó la creencia de que, por encima de todo, inclusive de la libertad, había que alcanzar el progreso material del país”.

¡Por favor! Si progreso para todos es lo que pedimos a gritos de Baja California a Yucatán. (Échele una ojeada al decálogo de junto. Sin palabrería ociosa, contiene ideas bastante aterrizadas para lograr prosperidad. Revíselo, comente y compártalo).

Y seguimos con asombro los pensamientos de López:

“Nada ni nadie puede valer más que el bienestar y la felicidad del pueblo”. ¿Es posible estar feliz cuando el gobierno con sus malas decisiones provoca el cierre de empresas, haciendo que posiblemente hasta un millón y medio de mexicanos puedan perder su empleo en esta crisis?

Luego, el documento repite una vez más en qué consisten los programas sociales (dádivas, para entendernos mejor) que sin tener evidencia alguna, dice que se entregan en 18 millones de hogares con población vulnerable y (ojo aquí) nos sorprende con los beneficios que su gobierno dice ofrecer a la población de clase media y alta.

Antes de compartir cuáles son esos dos únicos beneficios para las clases media y alta que dice López ofrecer, acomódese en la silla, pero con un té de Tila en la mano: se trata de “construir la paz y la tranquilidad”, tal cual.

¿Paz y tranquilidad cuando el primer año de este gobierno fue el de más homicidios desde que se tiene registro?, ¿paz y tranquilidad cuando aprovechando la contingencia sanitaria abundan los saqueos a tiendas, los robos a mano armada y la violencia contra las mujeres?

Para cuando usted confirma que López vive en una realidad alterna, en un México desconocido para el resto de los mortales, nos regala otra perla:

“… la solución de fondo, para vivir libres de miedos y temores, pasa por enfrentar el desempleo y la pobreza…”.

¿Y qué está haciendo ahora su gobierno? Destruyendo empleos y llevando a la quiebra a las empresas, sobre todo pequeñas y medianas: restaurantes, talleres, estéticas, florerías… en pocas palabras, creando más pobreza. Sí, este gobierno es una acelerada fábrica de pobres.

Porque a contracorriente de lo que hacen otros gobiernos en el mundo, que destinan presupuestos cuantiosos para apoyar a los negocios y con ello a los empleos, López se ha amachado en darles la espalda.

Pero sigamos con el contenido de este documento. El presidente dice que en el “neoliberalismo” se desplazó el concepto de desarrollo y se implantó el de crecimiento, visto como Producto Interno Bruto (PIB).

Pero con decepción le contamos que en ninguna de las 30 páginas de este documento se encuentra una nueva métrica o una fórmula distinta de medir el desarrollo tan mentado por el presidente, es decir, algo que sustituya al PIB.

¿Será que quiere imitar al “Índice de Felicidad Bruta”, como en el reino de Bután?

Su dizque ensayo, bastante precario, por cierto, se quedará como un ejemplo más de propaganda populista. Un escrito lleno de las frases que repite todos los días en “la patrañera”.

Mientras, seguirán muriendo más mexicanos por falta de pruebas para detectar coronavirus y quienes estén libres de contagio, pónganse a rezar, a ver si los “detente” funcionan contra la crisis económica.

La misma que inició justamente el 8 de agosto de 2018, cuando el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación otorgó la constancia de mayoría a López.

Este gobierno, para nuestra desgracia, vino a aplastar el raquítico crecimiento que teníamos en México, y que ahora se recrudece con la crisis sanitaria y económica que padece el mundo. Ya no me ayudes, compadre.

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