Todos contra todos es nada para nadie. En México la polarización debilita, socava a la democracia, y ha permitido que el poder se concentre de forma peligrosa.
Los estudiosos de la economía han propuesto el concepto de “capitalismo consciente”, un intento de recuperar el equilibrio perdido cuando no se comprende que los extremos generalmente son malos.
¿Qué busca este capitalismo? Propósito, liderazgo, cultura y rendición de cuentas a las audiencias o stakeholders de las empresas.
En nuestro país vienen elecciones intermedias en el 2021 y el péndulo del poder está muy cargado hacia un lado. ¡Urge soltarlo!
Justo dentro de un año se elegirán en México 15 gobernadores, 30 congresos estatales, 1926 Ayuntamientos y se renovará completa la Cámara de Diputados, para sumar poco más de 21 mil puestos de elección.
Las encuestas de opinión revelan una oposición dividida. De llegar así no se podrá alcanzar el equilibrio de poderes que tanto deseamos para hacer contrapeso a Morena.
Sólo habrá equilibrio si se aplica una estrategia que podría llamarse “partidismo consciente”.
Un pacto donde los partidos deben acordar pedir el voto a los ciudadanos para cada puesto, únicamente por aquel candidato viable, adecuado y ganador.
¿Implica una renuncia? No en realidad, pues el partido que “cede el paso” de cualquier forma no tendría muchas posibilidades reales de ganar en ese lugar, pero quizá será el beneficiado en otro distrito o Ayuntamiento.
Lo que implica es reconocer el liderazgo y buscar el beneficio de largo plazo. Una nueva cultura democrática con el propósito de ganar todos.
Es decir, dadas las complicaciones legales de otras opciones disponibles, como las alianzas entre partidos, el “partidismo consciente” tiene el propósito de fortalecer liderazgos viables, madurar la cultura democrática y ganar-ganar.
Sería para aprovechar la oportunidad del 2021, que por el bien común no podemos desperdiciar.