¿Quién es López?

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· Política | 14 mayo 2020
Por Equipo Editorial

En la escuela le decían el americano. La anécdota la relata Jorge Zepeda Patterson en su libro Los Suspirantes 2018. Los padres de Andrés Manuel López Obrador tenían una tienda de ropa en Villahermosa, y por eso él vestía distinto al resto de sus compañeros. Cuando le preguntaban por el origen de su vestimenta, él afirmaba que era americana. De ahí el apodo. Cuatro décadas pasarían para que el país lo conociera como el Peje.

De joven fue buen comerciante, y siempre quiso ser beisbolista profesional. El interés por la política, sin embargo, le llegó del poeta Carlos Pellicer, a quien frecuentaba junto con un grupo de compañeros. Ahí aprendió de historia política de México y se convenció de enrolarse en la facultad de ciencias políticas de la UNAM.

No fue fácil su primer año de estudios. Faltaba a clases y acusaba escasos ánimos, pero todo cambió el 11 de septiembre del 73, cuando llegó la noticia del golpe de estado en Chile, perpetrado al primer presidente de izquierda del continente electo por la vía de las urnas, Salvador Allende. Algo movió a Andrés ese día. Desde entonces, dicen, su compromiso con sus estudios y la política fue total.

Cuando lo nombraron delegado del Instituto Nacional Indigenista para Tabasco, en 1977, nadie hubiera anticipado que aquel muchacho desenfadado y distraído se convertiría 41 años después en presidente de México. Tenía 24 años. Iba de pueblo en pueblo, atendiendo las necesidades de las comunidades.

Al poco tiempo ya era querido, y fue en esa época que adquirió muchas de las costumbres que todavía hoy reproduce como mandatario. Cuando tenía dudas acerca de una decisión, por ejemplo, hacía consultas informales con los habitantes de los pueblos o platicaba con adultos mayores. La voz del pueblo bueno, dice. Hoy el problema yace en confundir consultas a modo con participación ciudadana, y lo que es peor, a la sombra de la Constitución.

Fue presidente del PRI en Tabasco, pero lo destituyeron tras unos meses porque quiso reformar al partido de fondo. Abandonó al PRI y luego fue candidato a la gubernatura en dos ocasiones, la segunda ya por el PRD. Perdió ambas, aunque en la última acusó complot (el primero de varios), y la evidencia demuestra que seguramente hubo fraude.

Después se convirtió en presidente nacional del PRD, jefe de gobierno del distrito federal y candidato presidencial en 2006. Tras perder por escaso margen de 0.5% (acusando complot, de nuevo), paralizó el centro histórico de la capital por meses, exigió nuevo conteo de votos, y se auto declaró presidente legítimo en paralelo. Se justificaría después diciendo que no podía verse débil, pero lo que vio el país aquellos días fue al verdadero Andrés Manuel López Obrador, un tipo obsesionado con el poder, para bien o para mal.

Fue candidato de nuevo en 2012. Tal era su resolución que, tras perder, fundó MORENA, su propio partido, y llegaría finalmente a la presidencia del país en 2018.

A la pregunta expresa, ¿quién es López?, cabe contestar: personaje complejo, cuya principal fortaleza es al mismo tiempo su mayor debilidad, pues no hay político en este país más determinado que él. Esta cualidad es peligrosa cuando quien la posee está convencido de que su moral y convicciones son superiores, y que por ello es imperativo imponerlas a sus gobernados, aunque eso signifique atropellar la legalidad y el estado de derecho. Dicen que nada puede enseñársele a quien cree ya saberlo todo. Y faltan todavía 4 años.

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